Los Miserables

III. Los talentos que influyeron en la condena de 1796

Los Miserables

III. Los talentos que influyeron en la condena de 1796

Iban a comenzar los disparos del cañón.

—Nos hace falta un colchón para amortiguar las balas —dijo Enjolras.

—Tenemos uno —replicó Combeferre—, pero so­bre él están los heridos.

Jean Valjean recordó haber visto en la ventana de una de las casas un colchón colgado al aire.

—¿Tiene alguien una carabina a doble tiro que me preste? —dijo.

Enjolras le pasó la suya. Jean Valjean disparó. Del primer tiro rompió una de las cuerdas que sujetaban el colchón; con el segundo rompió la otra.

—¡Ya tenemos colchón! —gritaron todos.

—Sí —dijo Combeferre—, ¿pero quién irá a bus­carlo?

El colchón había caído fuera de la barricada, en medio del nutrido fuego de los atacantes. Jean Valjean salió por la grieta, se paseó en­tre las balas, recogió el colchón, y regresó a la barricada llevándolo sobre sus hombros. Lo colo­có contra el muro. El cañón vomitó su fuego, pero la metralla rebotó en el colchón; la barricada estaba a salvo.

—Ciudadano —dijo Enjolras a Jean Valjean—, la República os da las gracias.

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